martes, 24 de julio de 2007

Soledad.


Una vez más, sentada. Hace horas que mi pared dejó de pretender ser mi confidente. Solo quedo yo. Sola. Lejos, una canción que se repite y se repite sin sonarme a nada, pero escucho el silencio. Un silencio con el que trato de olvidar que el fracaso y la impotencia existen, o de recordarme que puede que no signifiquen nada. Un silencio que observo –dulce, amargo, ya descolorido- y entiendo como único refugio. Es casi un sentimiento que nace acunado por un aire que calla, tintado de este invierno sin fin, acariciado por el pincel de la lluvia, buscando nada.
Y de nuevo me pierdo y, conmigo, las palabras.

2 comentarios:

Eloy Moreira dijo...

Cuánto sentimiento.

Anónimo dijo...

Yo en este caso....la soledad me rodeaba hasta que una persona llego a mi vida y ahora...os digo una frase que me resolvio la vida y fue "para saber amar, primero hay que saber amar en silencio" ahora yo se amar en silencio y por eso no me desespero, ya llegara el dia en el que lo pueda gritar.

Markito

July guapisima un besazo!