viernes, 3 de agosto de 2007

Oveja ¡NO!

No soy una oveja. Ni una gota de lluvia más, ni un grano de arena en el desierto, ni un número en una larga lista. Al menos, no para mí. Soy yo, y con eso me basta.
Me he tomado la libertad de enumerar una serie de, en apariencia, sencillísimas instrucciones a seguir para intentar no ser más que un animalito domesticado. Ahí van:
1. No bales (del verbo balar, evidentemente): escribe, habla, protesta, ponte de acuerdo.
2. No sigas al rebaño sin preguntarte por qué.
3. No permitas que te roben la lana: véndela tú.
4. No admitas que te impongan lo que no debes hacer sin explicarte nada. ¡No lo hagas!
5. No, no, no te dejes llevar por quienes van con el “no” por delante a todas partes.
6. Quema tus ideas preconcebidas, y trata de comprender el origen de las de otros en lugar de juzgarlos sin más.
7. Respeta siempre al rebaño porque –lo quieras o no- no podrías vivir sin él.
8. Critica al pastor todo lo que consideres conveniente, pero no lo hagas porque creas que desempeña un papel que nunca podrías desempeñar. Es peor ser envidioso que ser oveja.
9. Cambia si es lo que quieres: olvida el miedo a que piensen que has dejado de ser tú mismo. Eres “más tú que nunca” cuando eliges quién quieres ser haciendo caso omiso a ese estúpido y demasiado visto “qué dirán”.
10. Ayuda a que el mundo sea como quieres y deja, por favor, de llorar que nunca será parecido a tus sueños o al simplón paraíso de los teletubbies. ¡Despierta! ¡Actúa! Y decide después si prefieres seguir soñando.
11. No veas en los que amas una mera necesidad (egoístamente balando), sino una pieza fundamental para componer ese extraño ser incompleto que eres.
12. Y sobre todo… ¡¡piensa!!
13. La suerte… es sólo la excusa de los que “creen en lo irresistible” y no están dispuestos a cumplir las condiciones anteriores. Así que ve buscando un minino negro y derrama sal (sobre el gato no, hombre, ¡no seas salvaje!) sobre un espejo mientras repites “seis” muchas veces. Si tienes escalera… premio. Aunque te advierto que si hay ovejas y entre la masa cunde el pánico, esa suerte que no existe se volverá contra ti y acabarás tragando sal, con un esguince (o rotura: depende de la escalera elegida), con un gato malencarado, y tuerto a causa de uno de los puntiagudos cristalitos del espejo que rompiste.


Quítate ese ridículo disfraz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola joyce, parece que mi comentario anterior fue de tu agrado, pues bien aqui me encuntro de viaje por Sintra ( Portugal), un lugar digamos... peculiar y con el centro comercial mas grande que he apreciado en mis jovenzuelos 20 añitos.
Te escribo para que sepas, que esa chica que me mantenia cautivo y marcaba mi camino...si esa morena:)
pues a lo que iba que me dado cuentra de lo dificil que resulta, tenerla todo el rato en la cabeza y estar a tantos kilometros de distancia, en unos dias volvere a viajar mas al norte , alli la encontrare ¿mas morena? , ¿Con ganas de verme? , lo que si se seguro es que encontrare a ese angel que me hace abrir los ojos y me hace ver lo bonita que es la vida cuando tienes alguien para compartirla.
espero que ese viaje sea algo que nunca olvide y que no sea el ultimo, ya que mi vida con esa chica es un sinfin de aventuras cuyo final no esta cerca, es lejano,borroso, pero cierto , siempre estare ahi (L)

Joyce dijo...

Muchas gracias por tu comentario. ¡¡Porque no tiene nada que ver con la entrada!! ¡¡Ni un poquito!! Gracias por tu ejemplo práctico de cómo no ser una oveja. Espero que vuelvas por aquí. (Sé que lo harás).
Saludos**