lunes, 17 de marzo de 2008

Ni tú ni yo.


Esto no es para mí. Porque sabes que soy diferente a ti, a todos. Sabes que no me gusta, que no lo comparto… y que no voy a cambiar. Ya sé que te disgusta, que incluso te enfada. ¿Y qué..? ¿Y qué le hago? Si viví como vive un grano de sal atrapado en un paquete de azúcar, ¿qué vienes a pedirme tú ahora? No tienes nada que decir… Ni tú ni yo tenemos derecho a poner etiquetas o a decidir si la del otro está equivocada. Ni tú, ni yo, ni nadie. Dime. Calla. Adiós. ¿Qué quieres? Suelta ese cartel y cuelga. Después hablamos.

Esta tarde hay dos mundos distintos en el interior de una misma habitación. De ésa. Demasiados para tus sábanas, ya...

Mañana podrá ser otro día o el mismo y, pese a todo, ni tú ni yo podremos reprocharnos no ser idénticos –ni parecidos.
Mañana, ni tú ni yo pondremos título a un diario que seguirá sin pertenecernos.
Mañana será mejor que hoy.

2 comentarios:

John Michael dijo...

Demasiados mundos para un solo diario, para una sola cama, ya...

¿No existe un universo donde convergan dos mundos tan diferentes?

Joyce dijo...

Convergen detrás de una puerta cerrada. Hay una por cada dos de los mundos que se mezclan.