domingo, 16 de diciembre de 2007

No sé si he perdido.

Eso es lo malo de las batallas: que ganar no es la única opción. De hecho, ni siquiera es la más probable. Pero, a pesar de todo y tras unos meses sin agitar ni una sola palabra en esta varita mágica que todos llamáis Internet, he vuelto. Y lo he hecho para decir –al mundo, a cualquiera que pase por aquí, a mí misma o a nadie- que mañana no tendré que levantarme. Es que hoy no me pienso caer. Hace días les cambié la graduación a mis gafas de ver fracaso y desde entonces no veo nada. Por eso ahora que no las llevo cierro los ojos para verlo todo más claro. Así, con el telón cerrado, puedo –si no ver- entrever la razón por la que ni he perdido ni he ganado. Dicen que para perder hace falta luchar y me temo que hace mucho que mis armas están más que oxidadas. Entonces, ¿qué? Entonces, nada. Una no-derrota más para la extensa colección; que no es victoria, que no supone rendición y que me deja donde estoy; donde he estado, viendo sin mirar, esperando que el tiempo hiciera por mí lo que yo no me tomaba la molestia de hacer en el tiempo, aguardando quieta, sin ser. Bueno, al menos creo en mí. Y no porque quiera, sino porque no me queda más remedio. Nadie o yo, yo o nada. Qué le voy a hacer, si mi máquina maravillosa aún sigue averiada.

Por esta vez, me felicito: hoy he aprendido una forma más de cómo no hacer las cosas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Peor es que te queden dos minas y que la cagues.... XD como me gusta leer tu blog july... espero ir actualizando el mio por que lo tengo abandonadito. Un beso enorme

Markito

Joyce dijo...

Lo cierto es que al final lo conseguí. Tampoco estoy segura de estar orgullosa de ello... Pero en fin: se hace lo que se puede...

Gracias por comentar de nuevo.